jueves, 18 de febrero de 2010

Devuelveme lo que es mío!

Me dijiste que cuidarías de mi corazón mientras yo cuidase del tuyo. Pero yo nunca quise, y lo hice a regañadientes, por no ser grosera contigo.
Siempre lo supe, siempre supe que no quería dártelo, porque no te pertenecía, aunque quisiera ocultármelo.
Tu me diste el tuyo, y no cuidé de él. Lo pisé y me reí de él cada vez que tuve oportunidad. Y no me siento mal por ello. No me siento culpable. Bueno, quizas un poco enfadada conmigo mismo por ser tan cruel...
Cruel, tú me dijiste que yo era cruel, y me enfadé. Pero tenías razón, y si lo hubieras sabido todo no hubieras tenido palabras en la boca para insultarme y maldecirme.
Sincieramente, no sé que hiciste con el corazón que te presté. Matarlo de aburrimiento. Y cada vez que intenté recuperarlo, entre sollozos y sonrisas tímidas intentaste retenerlo un poquito más.

Despúes los papeles cambiaron.
El mentiroso fuiste tu, me lo devolviste. Mejor dicho, me lo tiraste a la cara, pero simulando un bonito pase para no quedar mal. Y yo me lo tragué todo.
Rompí a llorar por egoísta, por quedarme sin corazón al que maltratar. Así que intenté remediarlo, diciéndote que podrías venir a visitar al mío de vez en cuando.

Pero, que coño! - "Dámelo! Devuelveme todo lo que es mío y te presté, porque nunca fue tuyo".
Me enfadé y te aparté de un empujon. - "Ahora si que se lo voy a dar a alguien, a la primera persona que pille, sólo por despecho".

Lo sé, un error. Volví a equivocarme. No importa.
Yo mismo volví a recuperarlo y a guardarlo bajo llave, elegantemente.

Por favor, hace unos meses fui a ver como estaba y había desaparecido...
¿alguien sabría decirme dónde está? Soy un desastre...

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