martes, 23 de junio de 2009

Histeria


- ¿Vienes o te quedas?

"No, voy, por favor, no me dejéis sola. Si me dejáis sola me hundo. Necesito estar acompañada."

Acababa de salir de mi útimo examen (perdón, penúltimo) con los ánimos por los suelos y sin ganas de hacer nada.
Estaba nerviosa, no sabía si sentarme, andar, quedarme de pie...
Si alguien hablaba le pedía que se callase, y si estábamos en silencio necesitaba que dijeran algo. No podía estar más de 2 minutos en el mismo lugar.

Hoy igual. Me arde la boca del estómago. Tengo un nudo que no deja de retorcerse.
Y ayer, y antes de ayer...

Me arde tanto como el otro día, que tuve que vomitar por culpa de los litros de patata destilada que había ingerido la noche anterior.
Pensándolo bien es normal. Las bombas que se forman juntando alcohol, antibióticos, paracetamol y estrés, y por otro lado las que se forman de nervios, miedo, rabia y celos, no ayudan a mi pronta recuperación.

Porque no puedo depender de valerianas todo el día. Necesito distraerme, como ayer.
Tarde de piscina con Patri. Mi primera tarde de piscina.
No paré de reirme en toda la tarde, gracias, eres genial.
Mis historias para no dormir, con nuevas cosas toodos los días. Tus historias, para no vivir, llenas de "excitante" emoción.
Una risa floja desesperada.
El sexo, sus consecuencias y nuestras apetencias.
Sin dejar de reír y sin parar de comer. El momento culminante llegó cuando nos dimos cuenta de que el mundo es un pañuelo, lleno de mocos asquerosos, gordos, gordos y con nuestra talla de sujetador.

Pero cuando se fue, volví a quedarme sola. Y otra vez vino esa angustia, y esa sensación de tener dentro de mí miles de bichitos correteando.

Cuando no puedo más me voy a la cama. Ahí consigo que se me olvide todo durante unas horas, consigo relajarme.
Al despertar, nunca después de las 8, siento que tengo frío, me acuerdo de lo que he soñado, y entonces, me vuelvo a poner nerviosa, y celosa.
Celosa, y nerviosa.
Nerviosa, sola y celosa; celosa, sola y nerviosa.
Y me arde el estómago.

miércoles, 17 de junio de 2009

Psique humana

De repente, en un segundo, he descubierto un pequeño secreto.
La manera en la que vemos las cosas.
Me acabo de ver, me veo, pero no como yo me veo, como cualquier otra persona me vería. Una cara desconocida, diferente, en un cuerpo desconocido, una persona. Como si vieras a alguien que no eres tu y en realidad si.

Vale, voy a escribir otro párrafo incomprensible.

Ahora, cada persona ve de una manera distinta a otra. Así como cada uno tenemos un timbre de voz, tenemos una percepción distinta.
Un ejemplo, recuerden los típicos dibujos animados, en los que hay un gato y un ratón, y el gato ve al ratón como una deliciosa hamburguesa. Exactamente eso. Llevado al mundo humano, se podría poner el ejemplo del hombre que ve a toda mujer como a un jugete sexual.

Y todo esto no tiene explicación, y no puede ser cambiado. El gato siempre querrá comer ratones, porque su naturaleza es así. En los humanos, olviden los pequeños detalles socioculturales.


Esto es todo lo que he discurrido en poco tiempo. En realidad escribo estas gilipolleces, porque es una manera de morderme la lengua... No me apetece escribir muchas cosas. Quiero portarme bien por hoy, esperar a que se me pase uno de los tantos calentones que tengo a lo largo de los últimos días. Si, porque no me encuentro precisamente bien que digamos, y no soy tan de piedra como podría parecer.

Perdón por la chapa, bueno, no tengo que pedir perdón, puestos a ser egoístas...

lunes, 15 de junio de 2009

Sólo dos días


Imagínate que estas sentado, en el lugar que tú quieras, en el que más te guste. En un lugar idílico.
Podrías estar en lo alto de una colina, viendo el valle a la luz de un atardecer, o sentado en la arena de una playa tranquila, junto al arrullo del mar.
Te sientes mejor que nunca, relajado, con los ojos cerrados, respirando profundamente.

Notas una presencia, alguien se acerca por tu espalda.
No necesitas darte la vuelta, no necesitas ver quién es. Sabes quién es. Sólo por el ritmo de sus pasos, sólo por la forma en la que se sienta detrás de tí y apoya su cabeza en tus hombros.
Sigues con los ojos cerrados, relajado, y te sientes mejor que nunca.
Sabes quién es porque nadie te rodearía con sus brazos como lo hace esa persona. Nadie más podría acercarse como lo hace.

Acerca su rostro al tuyo, y notas el roce de sus dientes en tu oreja. Después, un susurro sale de sus labios, acompañado por el coro de la brisa: "Déjame quererte por dos días".

Sigues con los ojos cerrados, y sonríes, sonríes de placer.
De repente, empiezas a notar un dolor muy agudo, proviene de tu corazón. Te duele, porque se está abriendo. Tu corazón se abre para poder meter dentro el suyo, y tenerlo dentro de tí. Tu corazón abraza su corazón y ya no sientes dolor.

Sientes fuego.

Por fín abres los ojos, aunque sigues sintiéndote mejor que nunca. Te das la vuelta. Te giras porque no puedes soportar que esos brazos que te rodean se queden sin respuesta. Necesitas rodear con tus brazos, el fuego que tienes dentro te lo está pidiendo.
El fuego te está quemando, y te hace felíz. Tienes que sacarlo fuera.

Besos, abrazos, palabras al oído, no puedes pensar en otra cosa. Haces lo que quieres, y eso es lo único que quieres con toda tu alma.
Dos días.
Dos días son poco cuando eres felíz.

Han pasado dos días.
Estás cara a cara con esa persona a quien has dado todo, quien te ha dado todo. Te sumerges en sus ojos. Te ha enseñado en dos días de lo que puedes ser capaz. Te lo ha demostrado, y comienzas a pensar:

Esos dos días han sido únicos, ¿no sería maravilloso estar así toda una vida, flotando sobre las nubes, tocando el sol? Pero, y si esos dos días han sido los últimos, ¿podré vivir sabiendo que no volverán?, podré soportar que me arranquen su corazón, ¿perderlo para siempre después de todo?

Cierra los ojos, y vuelve a sentarte en el mismo lugar que al principio. ¿Pero acaso sientes lo mismo?

domingo, 7 de junio de 2009

-
Cuentan que Alá le dijo al viento del Sur que de él crearía el caballo árabe.
"Así sea", dijo el viento.
Después, cogió un trozo de soplo y lo ató a las crines del caballo para que nunca olvidara de dónde venía.
Pero resultó que era tan veloz y tan astuto que nadie podía montarlo y tuvo que ser Ismael, el primer fiel, quien consiguiera domiesticar a uno de ellos, a quién llamó Kuhaylan, antílope negro.
Creo que tú eres más difícil de domesticar que ese primer caballo...
Ni siquiera sé qué nombre ponerte.
-

sábado, 6 de junio de 2009

Quiero vivir y morir en la mas alta de las alturas

Llevo horas intentando empezar esto, pero sigo sin saber expresarme.
Hace incluso días, que debería haber escrito esto, u otras cosas, tengo la cabeza bullendo, no se ni lo que pienso, cada segundo cambio. No quiero mirarme, no quiero profundizar, me estoy volviendo completamente loca. Para más inri, me pongo a escuchar canciones que acompañan demasiado bien el momento, y me apetece escribirlas todas aqui.

Ultimamente no se si llorar o darme de cucones contra la pared.
Me despierto y no me apetece levantarme, no por cansancio, sino por pena. Cada día es más duro, porque me despierto con una ínfima esperanza, que desaparece a los dos segundos.
Miro el móvil, no hay mensajes, no hay llamadas, se que no las habrán, pero sólo me hace falta asegurarme, para ponerme a llorar con razón.
Como cuando muere alguien, sabes que no volverás a verlo entrar por la puerta, pero no se porque narices, todos deseamos levantar algun día la mirada y que esté ahí mirandonos.
Pues igual.

Ahora por fín puedo decirlo, creo que sin dudas y sin toda la inseguridad de las entradas anteriores: Me he caido.
Pero he caído más hondo de lo que esperaba, o de lo que quisiera. Y aunque lo intuyese, nadie, se podrá imaginar nunca, el daño que me he hecho.

Ayer, fui por primera vez consciente de ello.
Me desperté igual que ultimamente, con la cabeza llena, como durante toda la noche.
(Everytime I fall asleep my dreams are haunted, everytime I close my eyes, I'm not alone)
Y de repente, me dí cuenta, me di cuenta de lo que me había sucedido. Entonces empezé a pensar en las consecuencias, en todas las implicaciones.
El dolor vino poco a poco, hasta hacerse tan fuerte, acompañado de las imágenes más bellas que podría haber visto, que comencé a llorar, por primera vez, por esta causa.

¿Y qué es lo que tengo que pensar entonces?
Que ojalá pudiera clavarte tan profundo el puñal que tengo ahora en mi corazón. Sólo para que te des cuenta, de lo que no estás viendo, o quizá no quieres ver.
(Dejame tocarte dentro, dónde no ha tocado nadie)
Y si, me dueles, pero cada vez que eso ocurre te doy un besito y te dejo descansar, así cuando ya estés mejor, tengas ganas de volver a abrazarme. Cuando quieras dejar de estar acurrucado en tu rincon, y te levantes para ir a pasear, sabes que estaré preparada, con la mano levantada, para agarrar la tuya.
(Don´t wanna get there wishing that you'd given more)


Dijo Rousseau que las cartas de amor se escriben sin saber lo que se va a decir, y se terminan sin saber lo que se ha dicho.
Pero yo nunca escribiré una carta de amor de verdad.

viernes, 5 de junio de 2009

Historias para no vivir I: Visita al Doctor

Tengo revisión en el Hospital San Pedro.

Bajo a la parada de autobús que hay debajo de mi casa.

El autobús suele pasar cada 15 minutos, por lo tanto, debería pasar a las 11:48. Pues llego justo a las 11:49.


La parada desierta.


Me siento y espero 15 minutos bajo el resolillo del mediodía, sofocante, y sin gafas de sol.


Pasa el autobús, son las 12:03 y tengo que estar en 27 minutos en la consulta, que se encuentra en el lado totalmente opuesto de la ciudad. Para colmo, en cada una de las más de 15 paradas que hay en el trayecto, suben miles de viejecitos, que como yo, van a hacerse la revisión.


Son las 12:27, el autobús entra en Cascajos.


Las 12:35, primera parada en la Estrella, todo el mundo baja.

No lo entiendo, la siguiente parada está más cerca, pero siempre se bajan en esta…


Las 12:43, entro en el hospital, antes que todos los viejos compañeros de viaje. Veo a otra vieja centenaria en silla de ruedas, que empieza a chillar como una poseída. Me da miedo, me veo en su lugar, argg…


Voy prácticamente corriendo por los pasillos, y llego a mi sala de espera. Son las 12:44. Me siento, y todos me miran como si no tuviera que estar allí.


Aparece Mariví. Siento un enorme alivio. Por una vez en mi vida estoy deseando entrar en esa consulta, pese al estúpido-hombre-doctor-con-cara-de-amargado-inexpresivo-que-parece-que-le-doy-asco, que suele estar sentado en el interior.


Cuál es mi sorpresa, cuando al entrar veo tras el escritorio a una mujer rubia, joven, y sonriente.


Eso es ya para morirse, las cosas no pueden ir mejor. Me recuerda a la especialista que tuve antes que al hombre ese, tan maja, y tan embarazada…


-“Bueno nena, vamos a ver que tal lo llevas


Me mira, y después de un par de pruebas y preguntas, empieza a escribir en el dichoso papel.


¡Qué mujer tan segura de sí misma, ella será quien ponga fin a estos largos años de tratamientos y sufrimiento!


-“A ver cariño, has tomado ya pastillas anteriormente ¿verdad?”


¿Eso es una pregunta? ¿Tú eres médico? Emmm, tienes delante mi historial…

Esta mujer empieza a perder puntos.

Contesto:


-“

-“¿Y qué tal fue?”

-“La primera vez bien, después ya no”.

Sí, no tan bien gracias a la incompetencia de ese médico, al que ya me he referido anteriormente, que piensa que todo se cura con contestaciones y diciendo que son cosas de la edad, que me lo invento todo… (Esto último lo pienso, pero no lo digo)


-“Bueno, pues vamos a probar ahora con otras, a ver que tal te van

Genial, existe todavía algo que no haya probado!! NO ME LO PUEDO NI DE CREEEER.


-“De estas tómate sólo una al día. Te mando también esto para por las noches, si ves que no lo toleras déjalo unos días o me avisas, algunos pacientes han tenido problemas, es bastante fuerte

-“Vale”.

Tranquila, me gustan las experiencias fuertes… Siempre me dicen lo mismo, y no se porqué seré una de esas pacientes a las que no les hace nada nunca efecto…


-“Bueno que, ya me han dicho que al año que viene te vas


Definitivamente, prefiero a esta médico, pero con la boca cerrada.

Brucia la Terra





Imagino que la mayor desgracia que a un hombre le puede suceder es que una mujer le diga que le quiere.

lunes, 1 de junio de 2009

Por ser como soy


"Tan bonito dia como hoy no debería desaprovecharse", eso es lo que me ha dado por pensar.
La verdad es que mi estado de ánimo después del primer examen final es bastante alto, a pesar de lo que me espera. Hoy, un bonito día de Junio, el primer día de Junio, para ser más exactos, hace sol, la temperatura actual es de 24 grados centígrados, y tengo la ventana abierta por la cual entra una brisilla adorable.
Hoy me gusta, me gusta hoy.
Después de una noche de dolores, tanto físicos como metafísicos, y de todas las noches anteriores sin poder pegar ojo, hoy es un dia, podría decir, que hasta maravilloso. Un día como hoy debería ser importante.
Hace un año, este mismo día, estaba jugándome mi futuro, mi vida actual, un paso que me llevó a lo que soy ahora.
Jaja, ahora que lo recuerdo... bendito 1 de Junio!! Me encanta, y lo mataría!!
Otro día, como este también, pequé de libidinosa. Fue un mal trago, pero hoy me río con sólo pensarlo... Volvería a hacerlo más adelante, pero no voy a hablar ahora de eso, no fue un 1 de Junio, no era el mismo contexto, y no fue un mal trago, jeje, oh, no!

Ahora bajaría a tomar el sol, ahora que estoy despreocupada de todo, de todo de lo que estos días ha estado en mi cabecita dando mordiscos.
Me hacía falta el mal trago de mi noche a oscuras para comprenderlo todo, comprenderlo amargamente, o no se si ni siquiera he llegado a entender.
Pero lo veo venir, veo como poco a poco, a pesar de todos los esfuerzos mentales que he hecho, o no tantos, los autoconvencimientos, los autotests, los autoanálisis... (una especie de ITV, para entendernos), estoy cayéndome, estoy cayendo, y se que me voy a hacer pupita. Se que va a doler, y mucho, muuuuy profundo.
Por ser como soy, en mi ultima revisión, creo que tropecé.

Se que lloraré, se que en lo más hondo sentiré ese dolor tan agudo y angustiante de cuando me llora el alma.
Y llorará, porque me habré hecho arañazos y heridas, y al ser como soy, en vez de curarlas, las abriré para meter el dedo... me encanta hacerlo, me encantan esos pinchazos, y cuanto mas chilla el alma, más me gusta.
En realidad es una especie de masoquismo insano, toda yo soy masoquismo puro. Haré que me duelan las heridas, y cada día escocerán con más intensidad.
Podrían curarse, quiza, con dulces caricias, pero llenas de veneno, que harán que las malditas cicatrices vuelvan a abrirse cada vez que retires las manos.
Sé, que por ser como soy no diré nada, no abriré la boca, viviré con angustia y dolor, ya que será por ser como soy. Pero seré feliz, porque tu no te sentirás como yo.
Me culpo de ser así, de actuar así, y de que me ocurra esto. Yo, una persona tan orgullosa, me rebajaré a lo más mínimo, tan sólo porque también soy tonta y una condenada.
Quiero ser felíz, y si me caigo, aunque duela, lo seré, lo verás y tu también lo serás.

Pero por ser como eres no verás lo que hay detras.

Me voy, a hacer algo de provecho. Acabo de hacer lo que no quería, dejar de disfrutar de este maravilloso día.