Y ahí te vi en mis sueños, siete años despues.
Tenías la misma cara angelical, aunque menos regordeta, y seguías emitiendo chorros de seguiridad que siempre llevabas contigo.
Caminabamos por el puente, y no nos dirigimos la palabra, como siempre. Pero al llegar al final, se me ocurrió hablarte.
- ¿Y tu hermana cómo está? ¿Y tu familia?
Sólo quería que supieras que seguia interesada en tí y me había ido preocupando a lo largo de los años.
- Hace mucho que no hablamos.
Esa fue tu respuesta. No podría haber sido más directa. Tu voz sonaba extraña, ya la había olvidado, y seguías teniendo la misma voz traviesa que hace siete años.
- Si, siete años.
Y entonces desperté. Y me di cuenta que despues de todo me alegraba de haberte recuperado, aunque sólo fuera en sueños.
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