martes, 21 de julio de 2009

La experiencia del amor sexual ofrece al hombre las más intensas vivencias placenteras, estableciendo el prototipo de toda felicidad. Esta felicidad debe habernos inducido a seguir buscando en el terreno de las relaciones sexuales todas las satisfacciones que le permite la vida, de manera que el erotismo genital vendría a ocupar el centro de su existencia.
Tal camino conduce a una peligrosa dependencia frente al "objeto amado" que se elige, exponiendo al hombre a experimentar los peores sufrimientos cuando este "objeto" lo desprecie o cuando se lo arrebate la infidelidad o la muerte.
He aquí porqué todos los sabios trataron de disuadir tan insistentemente a los hombres de la elección de este camino, que, sin embargo conservó todo su atractivo para gran número de seres.


El malestar en la cultura

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