sábado, 11 de diciembre de 2010

La Cécité

La ceguera se aprende sola, y es como una cizalla.
Este sentimiento tan sucio, esta sucinta sensación de suficiente saciedad, sabiamente servida por nuestra sensata sociedad...

Es tan exhaustiva la siniestra lista de fariseos falsamente camuflados, sugeridos por nuestros sistemas de censura...

Insisto en que persistan los susurradores de sueños.
Y que se vayan los resplandores egoístas sin savia.

Es un concepto claramente condescendiente.
Son ideas simples pero lamentablemente con el espíritu de la época, que se asientan sobre cicatrices suturadas de aquellos saturados de silencioso sufrimiento.

1 comentario:

Una Resaca Cualquiera dijo...

Eminentemente emocionante articulo con el que empiezo a emprender el camino por tu blog.
Seguire suntuasemente tus seguro sinceras actualizaciones