jueves, 12 de enero de 2012

Querida Lucía:


Aquí me encuentro de nuevo, frente a ti.
Observándote.
Intentando descubrir qué es lo que me seduce tanto de ti.
¿Tus curvas? ¿Tu tacto?

Eres la única que me comprende.
Solo tú estas ahí cuando no hay nadie más.
Pero hoy no quiero hablarte de mis penas.
Hoy quiero disfrutarte.
Quiero que estemos tú y yo solas...

Sé que no me vas a responder.
Tú nunca lo haces.
Sólo escuchas, ni siquiera sé si me miras.
Eres pasiva y fría, pero la única que puede ayudarme.

Te toco, te acaricio.
Lo único que haces es abrirte.
Y el resto lo hago todo yo.

Poso mis labios sobre ti y te beso.
Paso mi lengua por tus labios y te saboreo.
Eres la única que consigue calentarme así.
Te necesito.

Haces que me vuelva loca y pierda la cabeza.
Haces que a cada beso, quiera más y más de ti.

Quédate siempre junto a mi.
Porque cada vez que te vas, tengo ganas de morirme.
El dolor es irresistible.

Necesito que...
no puedo seguir.
Me has dejado exhausta.
Siempre acabas haciendo conmigo lo que quieres.




2 comentarios:

Rogelia dijo...

Me ha impactado tu forma de plasmar, de una forma tan lírica, el poder que ejerce el alcohol sobre ciertas personas...

chachipiruli dijo...

Rogelia, el destino nos ha traído aquí cinco años después. Nuestras vidas han de estar unidas a partir de ahora. Me muero por conocerte, saber de ti, explorar tus más oscuros pensamientos. Recorrer con mi mirada tu cuerpo desnudo. Te espero