viernes, 12 de marzo de 2010

Primer Campamento

¿Te acuerdas cuando mirábamos por la ventana del Forfi y veíamos las estrellas? Hace poco más de un mes de eso. No se si recuerdas que te dije que, cuando me fuera, mirases hacia arriba y pensaras que yo estaría bajo el mismo cielo, viendo las mismas estrellas que tu veías en ese momento...
Te lo dije porque sabía que te gustaba mirar el cielo de las afueras de Madrid, y porque las estrellas allí se veían perfectamente... Pero yo sabía que para mí no sería tan fácil.
Yo miro ahora por mi ventana y apenas veo nada, sólo absoluta oscuridad, y los edificios de enfrente. Moscú, la ciudad que nunca duerme, que nunca calla, pero vive constantemente en tinieblas.
Ni estrellas, ni luna. Ni siquiera durante el día se ve el sol o alguna nube... sólo un cielo de color gris opaco, brillante, que hace daño a los ojos.
Esta enorme ciudad, condenada con una contaminación sucia, que se acumula en los coches, tapando las matrículas; en las primeras nieves de octubre; en los lagos y ríos ahora completamente helados..., no me deja respirar aire puro, no me deja respirar el mismo aire que tú.

No me hace falta más aire en mis pulmones que el que tú me das. El aire que guardo en mi pequeña bombona de oxígeno, administrándolo celosamente para que dure a lo largo de todo el recorrido.
Hemos llegado al mismo punto. Hemos conseguido salir adelante y escalar una pequeña parte de lo que aún nos queda.

A pesar del viento, frío, nieve, superiores, estudio, idioma, trabas, deshielo, cuerdas rotas... debemos seguir subiendo, tú marchando firme, y yo, intentando no resbalarme con el hielo.

1 comentario:

Julián Sick dijo...

¿Pensamientos perversos? ¿Como ninfas sucias de sal, como versos? ¿Calles destendiendo todas las ropas del mundo y empolvando cada absurda nevera en la que conservas el turismo para el verano? ¿Necesitando contar al reloj cada eyaculación como temores del pantano o televisión? ¿Televisión?

Otro café. Te he visto prendida a tus dedos, en otro café...

(soy un poetazo!)