
XX: No quería, madre, me convidases a consejo con amonestación de deleite, como hicieron los que, careciendo de razonable fundamento, opinando, hicieron sectas envueltas en dulce veneno para captar y tomar las voluntades de los flacos, y con polvos de sabroso afecto cegaron los ojos de la razón.
YY: ¿Qué es razón loco? ¿Qué es afecto, asnillo? La discreción que no tienes, lo determina, y, de la discreción, mayor es la prudencia; y la prudencia no puede ser más que en los viejos, y los ancianos somos llamados padres, y los buenos padres bien aconsejan a us hijos y especial yo a tí, cuya vida y honra más que la mia deseo. ¿Y cuándo me pagarás tú esto? Nunca, pues a los padres y a los meastros no puede ser hecho servicio igualmente.
XX: Todo me recelo, madre, de recibir dudoso consejo.
YY: ¿No quieres? Pues decirte he lo que dice el sabio: "Al varón que con dura cerviz al que le castiga menosprecia, arrebatado quebrantamiento lo verná, y sanidad ninguna le conseguirá". Y así, me despido de tí.
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